Alguna vez les ha pasado que desearon mandar todo al diablo pero que en cuestión de minutos (a veces segundos) uno recapacita y lo piensa bien y ya no quiere mandar nada a ningún lugar siniestro. A veces tenemos un modo anacrónico de pensar, pero que siempre por el peso de la presión a la que estemos sometidos prevalece la responsabilidad y la madurez que nunca han de faltar.
Pero bueno estas cosas no pasan a menudo para beneplácito de muchos...